Los puestos 102 y 103 están ocupados por Charcutería Antonio, un establecimiento especializado en quesos y embutidos selectos regentado por Lola y Antonio.
Iniciamos la conversación con Antonio en la que nos relata su trayectoria en el mercado de la mano de su mujer Lola, que lleva desde los dieciséis años trabajando en el Central y nos escucha al mismo tiempo que atiende a los clientes. Nos cuenta Antonio que su oficio inicial estaba relacionado con el sector de las artes gráficas, pero que debido a la precariedad laboral que padecía, decidió ser su “propio jefe” aprovechando la oportunidad que les supuso el tomar en traspaso el puesto actual que regentan.
De su actividad destaca en primer lugar el gusto por el trato con sus clientes – amigos, como así los denomina, con los que intercambia experiencias sobre viajes, valoraciones acerca de establecimientos de restauración, llegando incluso con algunos de ellos a compartir momentos de ocio fuera de su actividad profesional. En este sentido, subraya la diferencia que existe en el trato y en la relación personal en un mercado y la que se mantiene en los establecimientos comerciales pertenecientes las grandes cadenas de distribución comercial. En estos últimos el personal rota y las relaciones humanas no se prolongan en el tiempo. El antiguo propietario le contó que había visto crecer a muchos de sus actuales clientes, los cuales acudían de pequeños con sus padres y les que ofrecía un trocito de jamón o de longaniza. Esta continuidad en la relación le agrada especialmente, sorprendiéndose a la vez de la rapidez con la que pasa el tiempo, señal esta última que denota su disfrute y autorrealización en el trabajo.
Antonio, con raíces turolenses nos quiere mostrar su cuidada y variada selección de quesos procedentes de su provincia. Así, comienzan a desfilar ante nuestros ojos quesos como del denominado “lingote de oro”, que adopta una forma parecida a un lingote de ese preciado metal, el queso de Tronchón y la Pañoleta de Santa Eulalia del Campo cuya forma evidencia el haber sido elaborado envuelto en una pañoleta. Su surtido de quesos incluye quesos de Huesca como los de Radiquero de Alquezar (Huesca), los más renombrados quesos nacionales o los conocidísimos y apreciados quesos de nuestros vecinos franceses. Las tradicionales conservas en adobo de longaniza y costillas tampoco faltan en su establecimiento, ni por supuesto una cuidada selección de jamones y embutidos.
Pasamos a preguntarle por su opinión del mercado en su conjunto y en este punto nos señala con orgullo su paso por la junta directiva de la Asociación de Detallistas, etapa en la que se percató de la verdadera dimensión del mercado, que trasciende la mera suma de puestos individuales y representa un valor comercial en su conjunto. Durante su etapa en la junta también pudo percibir la relevancia y significación que tiene para la ciudad este mercado. En los momentos actuales, esta importancia vuelve a ponerse de manifiesto ante el futuro inmediato que nos aguarda.
Destaca un hecho puntual que le demostró el valor de la solidaridad y los valores humanos de los detallistas. Corría el año 2000 y su puesto sufrió un pavoroso incendio, que gracias a la alerta dada por el servicio de seguridad y la rápida intervención de los bomberos no arrasó con una parte importante del mercado. Como consecuencia del siniestro su puesto y su equipamiento quedaron inutilizables. Tras el suceso los detallistas les ayudaron a limpiar el puesto y les donaron el importe de sus cuotas mensuales a la asociación. A lo anterior, se sumó la generosidad de Valentín cediéndoles su puesto. Gracias a todo ello pudieron recuperarse y llegar hasta donde se encuentran actualmente. Lo anterior, demuestra que los valores humanos y la colaboración son los que imperan en el colectivo de detallistas, que en la práctica, reniegan de la competitividad y el ánimo de “hundir” al otro y de beneficiarse de sus desgracias.
Por otro lado, nos recalca la importancia del turista nacional y extranjero que frecuentemente atiende en su puesto y que se muestra muy interesado en conocer y degustar las especialidades locales, al mismo tiempo que se interesa por los valores artísticos y patrimoniales del mercado.
La pregunta final, como ya es habitual, se refiere a su perspectiva de futuro en el mercado. Su opinión en este punto no es diferente de la anteriormente expresada por otros compañeros y compañeras en esta serie de reportajes. Así, se imagina jubilándose en un mercado reformado, en el que se pueda apreciar el valor artístico de la estructura y la ornamentación originales y en el que se mantiene la función para la que fue diseñado.