A comienzos del siglo XIII Pedro II decidió trasladar el emplazamiento del almudí o lonja de pan y el alfolí o pósito de la sal desde su anterior emplazamiento en la Puerta Cineja (actual plaza de España) hasta donde hoy se erige el edificio del Mercado Central. Así arranca una trayectoria de actividad comercial de más de ochocientos años en el entorno del barrio de San Pablo y por extensión en las inmediaciones de la actual calle Conde Aranda.
Este emplazamiento, además de albergar la actividad comercial, ha sido el escenario de solemnidades públicas, ejecuciones, regocijos y lutos oficiales, congregaciones vecinales, fiestas populares y de manifestaciones de júbilo y también de protesta.
Lo anterior es una prueba de la singularidad que representa el comercio en el Casco Histórico respecto al existente en otras zonas de la ciudad. Es precisamente esa tradición, adaptada a los nuevos tiempos, la que hará posible la continuidad de la actividad económica y la vida social en el Casco Histórico, de la que se beneficiará los vecinos, el conjunto de los zaragozanos y los que nos visitan.
El comercio en el Casco Histórico no es una mera “fotocopia” de otro existente en cualquier otro lugar. Esta circunstancia, lejos de ser un inconveniente, debe ponerse en valor, ya que la experiencia vital de realizar las compras en el Casco es única y diferente. Estos valores son los que debemos de poner en valor los profesionales del comercio y los servicios, cada uno con nuestra especialidad.
Lo anteriormente indicado exige amplitud de miras y refozar la cooperación entre los comerciantes y sus asociaciones, superando el tradicional individualismo para aprovechar las sinergias y centralidades comerciales que atraigan a los que hacen posible mantener la actividad comercial: los clientes.
El edificio del mercado Central fue inaugurado en 1903, fue construido para albergar bajo techo la actividad de venta al menor de productos de alimentación que se venía desarrollando al aire libre. Su construcción fue un gran logro y ha venido siendo un foco de atracción para los residentes y últimamente para los turistas. El mercado va a experimentar una profunda remodelación que es imprescindible y de cuyos frutos se beneficiará todo el entorno. El últimamente denominado “distrito mercado” cobrará auge e impulso, favoreciendo a todo el Casco Histórico. En esas estamos, aunque las obras supongan el traslado de los nuevos concesionarios a un mercado provisional en el entorno de las murallas romanas.
Para finalizar la asociación de detallistas del Mercado Central desea felicitar a la asociación de comerciantes de Conde Aranda por su aniversario y manifiesta su voluntad de seguir estrechando la cooperación entre las dos asociaciones de comerciantes. Todo ello por el bien de los comerciantes, sus colaboradores, los clientes y también, porque no, de los que habiten esta ciudad cuando los que aquí estamos dejemos de existir.