El primer recinto comercial de la colonia romana de Caesar Augusta

Se ubicó en la actual plaza de la Seo donde se habilitó un recinto comercial junto al puerto fluvial y adosado al cardo máximo (actual Don Jaime I). Los grandes sillares son los restos arqueológicos que permiten afirmar la presencia de edificios singulares propios de una colonia romana, como el templo. Del mismo modo, se han identificado restos que delatan la presencia allí de un «macellum» o mercado con una planta rectangular cerrada únicamente en sus lados más largos en los que se ubicaban sendos cuerpos de «tabernae» o tiendas, que contaban con un sencillo pórtico cubierto.

Los locales o «tabernae» tuvieron unos 20 metros cuadrados de superficie, contaban con un segundo piso que les servía de almacén y se han encontrado evidencias de perforaciones para ubicar grandes «dolia» (tinajas). Además de las tiendas, los restos arqueológicos delatan la existencia de pequeños talleres artesanales.

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En el centro de la plaza se ubicó un estanque alimentado mediante una tubería de plomo que proveía de agua a los locales. Las aguas residuales se evacuaban a través de canales de drenaje que verían en la cloaca general que recogía las aguas y las conducía hasta el Ebro.

El mercado Central quiere tomar el testigo de esa actividad comercial, inherente a la vida social y cultural en el centro de la ciudad, como en la antigua colonia romana de Caesar Augusta.

 

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