Félix Navarro nació en Tarazona el 10 de Septiembre de 1849. En Zaragoza realizó sus estudios medios, concluyendo el grado de bachiller con la máxima calificación. Posteriormente se trasladó a Madrid donde inició sus estudios de arquitectura, completándolos en la “Bauakademie” de Berlín en los años 1870 y 1871. En 1873 estuvo trabajando en el estudio de arquitectura de N.I. Bradlee & Winslow en Boston, tomando contacto con la arquitectura norteamericana que condicionaría su visión de la arquitectura, distinto a los cánones vigentes en Europa. En 1874 regresó a Madrid para obtener el título de arquitecto en Madrid, donde también ostentaría el cargo de arquitecto del Ministerio de Fomento. Durante su estancia en el extranjero amplió sus horizontes y adquirió amplios conocimientos de otras lenguas y culturas, siendo un avanzado para su época en muchos aspectos.
Se puede afirmar que Navarro, junto con Magdalena forma el núcleo más representativo de la arquitectura zaragozana de finales del XIX y principios del XX. Los dos arquitectos muestran un respeto por la tradición renacentista y por el empleo del ladrillo como elemento constructivo con fuerte arraigo en la ciudad.
La Exposición Universal de Paris de 1889, cuyo símbolo principal fue la torre Eiffel, le marcó de manera significativa, especialmente por la utilización de las estructuras metálicas en la construcción. Navarro falleció en Barcelona en 1911.
En resumidas cuentas, Felix Navarro fue un hombre ajeno a los convencionalismos, culto y políglota. Navarro entendía la arquitectura como un medio para divulgar el conocimiento y el interés por la cultura y el progreso. Sirva como muestra su legado: el Mercado Central; el Palacio Larrinaga; la fábrica de Galletas Patria y la Escuela de Artes y Oficios, entre otros. También nos dejó varios ejemplos de conjuntos escultóricos como el Monumento al Justiciazgo en la Plaza Aragón.
Sirvan estas líneas para rendir homenaje al hombre y su legado. Gracias, Don Felix por su talento y dedicación. Esperemos que sus obras sean contempladas por las futuras generaciones de zaragozanos y zaragozanas, así como por las personas que visiten la ciudad. Por el momento, los que aquí estamos, le rendimos nuestro más sincero homenaje.