Mercado Central de Zaragoza

Caesar Augusta y su mercado

En esta ocasión nos vamos a remontar a los orígenes de los mercados en nuestra ciudad, que parten de la misma fundación por el emperador Augusto en el año 14 a. de C. de la colonia romana de Caesar Augusta. Los detallistas del Mercado Central nos consideramos los herederos de la tradición comercial de la antigua colonia romana, por eso nuestra labor cobra todo su sentido al asentar sus raíces en los mismos comienzos de nuestra ciudad.

En sentido literal, el mercado es un establecimiento cubierto formado habitualmente por una plaza, rodeada de pórticos abiertos a la misma. En aquella época las necesidades de los establecimientos comerciales requerían de la dotación de infraestructuras de saneamiento y de muelles comerciales por los que llegaban las mercancías. Del mismo modo, la palabra latina «macellum» deriva del griego «makellos» o «makellon», cuyo significado hace alusión a un lugar cerrado.

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El primer mercado de la colonia romana Caesar Agusta se ubicó en la actual plaza de la Seo, próximo al puerto fluvial y adosado al Oeste del cardo máximo, que actualmente ocupa la calle Don Jaime. Así lo atestiguan los restos arqueológicos que se presentan en los museos del Foro y del Puerto Fluvial. Dichos restos permiten evidenciar la existencia de un «macellum» de forma rectangular, a cuyos lados de mayor longitud se disponían dos cuerpos de tiendas o «tabernae» precedidas por un pórtico cubierto.  En el centro del mercado se ubicaba un estanque de agua alimentado mediante una tubería de plomo, alguno de cuyos restos se exponen en el museo del Foro.

El mercado de la época romana cumplió su función hasta el final de la Romanidad que se fija en los siglos V y VI de nuestra era.  Durante esta época, en el mercado se produjeron intercambios comerciales basados en los productos de la huerta del valle del Ebro, los cereales, los vinos y aceites locales, la metalurgia de los centros productores del Jalón, Ribota y Moncayo, los tejidos, la cerámica y la vajilla, los melocotones, el ganado, las moras, así como productos de la caza como el zorzal, el conejo, la liebre, el corzo y las aves de corral y sus productos (huevos, etc.). Los productos anteriormente citados y algunos otros, que sin duda habremos dejado de nombrar, demuestran la importancia del mercado para la ciudad de Caesar Augusta, capital del convento jurídico caesarugustano, cuya importancia e interés comercial se prolonga hasta nuestros días.

No es casualidad que el genial arquitecto Félix Navarro decidiera incorporar en las fachadas principales elementos decorativos y arquitectónicos de la antigua Roma, como son los arcos de triunfo. Somos consecuencia de nuestro pasado y dueños de nuestro destino y así queremos seguir siendo, por los siglos de los siglos.

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