Al lado de las murallas enfrente de la fachada norte del Mercado Central se localiza la escultura de una rana, que es constantemente acariciada por los visitantes y turistas, especialmente por los más pequeños. En un tiempo esta rana se ubicó junto a un charco con agua enfrente de la estatua del emperador Augusto, pero al no existir ninguna relación entre ambas se retiró de dicha ubicación.
Hacemos mención a esta pequeña escultura de una rana por formar parte de un antiguo cuento baturro en el que se escenifica la proverbial tozudez que se atribuye a los aragoneses.
El cuento dice que un día San Pedro, aburrido por no tener que abrir las puertas del cielo a nadie, pidió a Dios volver al mundo para ver qué pasaba allí abajo «que ni un mortal viene a vernos en tantos años y tantos». Con el beneplácito divino, San Pedro bajó a la Tierra de un salto y apenas hubo llegado, camino de Zaragoza, se encontró con un baturro al que preguntó a dónde se dirigía, respondiéndole este último «A Zaragoza» a lo que San Pedro replicó «Si Dios quiere». El aragonés insistió sin corregirse: «Que quiera o no, voy a Zaragoza».
Contrariado San Pedro convirtió al aragonés en rana y le arrojó violentamente a un charco vecino. Y allí lo tuvo algunos años, obligándole a sufrir las inclemencias del tiempo, las pedradas de los chicuelos y otras mil calamidades.
Cuando, terminada su misión, San Pedro se disponía a subir a los cielos, regresó al camino de Zaragoza para devolver al baturro a su ser y le volvió a preguntar a dónde se dirigía. Éste le respondió: «Ya lo sabes, a Zaragoza», dijo más firmemente que la primera vez. San Pedro insistió con suavidad«Si Dios quiere, hombre, si Dios quiere». El baturro le replicó «Qué Dios ni qué… suplicaciones; ya te lo hi dicho: ¡A Zaragoza o al charco!»
Viendo el Apóstol que era inútil dominar aquel carácter, dejó al baturro seguir tranquilamente su camino hasta Zaragoza.
Soy Argentino, mi difunta madre me contaba de pequeño esta hermosa fabula, que a su ves se la había contado mi abuela y a ella mis bisabuela nacida en la región de los Pirineos. Pero a mi modo de ver, y disculpen mi digresión, esta historia mas que hablar de la tozudez, expresa la autodeterminación de un pueblo, que no ruega ni implora y esta resuelto a seguir a pesar de todo. Y gracias por ayudarme a recordar vivencias de mi infancia que fueron tan tiernas e inspiradoras.
No, no es autodeterminación, es como la película de Nobleza baturra:
Uno bebe montado en la burra en la vía del tren, el tren chifla que se acerca y entre trago y trago de la bota vino dice:
Chifla, chifla, como no te apartes tú…
Napoleón probó en todas las calles de Aragón y no sólo Zaragoza que toda cabeza es una piedra que romper.
Cabezones… orgullo de que la Virgen tuviese que venir en carne mortal a animar a Santiago.
Secos y áridos como el paisaje, nobles hasta morir, mi pueblo frontera con Molina de Aragón lo tenemos claro, un hijo de p… no elige su familia, pero si la palabra dada o la falsedad, peor que hijo de p…. es llamarte falso, traidor y oco hombre, devoto hispana, a Zaragoza o al charco.