Julio Artigas de Frutas Furruchagas. Puestos 57 y 58

«No vendo nada que no me guste a mí»
Frutas Furruchagas es uno de los puestos más veteranos del Mercado Central

Julio Artigas y Pilar Marcuello están al frente de Frutas Furruchagas. Los bisabuelos de Pilar ya participaron en la apertura del Mercado Central en 1903, así que esta pareja conoce bien el lugar y el oficio. Julio lleva 45 años ejerciéndolo. “Estoy jubilado pero he querido seguir en activo hasta que mi mujer se jubile el año que viene”.

Antes de la reforma, su puesto estaba en una ubicación parecida a la actual, junto a las Murallas Romanas, “pero con el cambio luché por el que tengo ahora, una esquina magnífica, para mí la mejor, porque el puesto recibe luz natural de la calle que a la fruta le viene fenomenal”.

Julio reconoce que en estas cuatro décadas el oficio ha cambiado mucho. “Cuando empecé se trabajaban cuatro o cinco artículos y ahora tengo casi un centenar; antes se apostaba más por la cantidad, mientras que ahora, lo que prima, es la calidad y la selección del producto”.

Esta es una de sus máximas a la hora de ofrecer a los clientes su fruta y verdura. “Sobre todo la fruta, primero tengo que probarla y si mi paladar da el visto bueno ya discuto el precio e intento ir a por ella”, comenta. Este es su principal argumento de venta y el hecho de que tiene alimentos que no es fácil ver en otros puestos.

Por ejemplo, la judía blanca. “Escasea bastante y hay que pagarla un poco más cara, pero hay días que antes de abrir la tengo que apartar porque ya me ha avisado algún cliente de que va a venir de propio a comprarla”.

Julio asegura que el hábito de compra ha cambiado bastante. “Antes la gente salía de casa sin lista de compra y se llevaba lo que estaba mejor; ahora todo está más medido”, explica. Sin embargo, la cercanía en el trato sigue siendo el principal valor del Mercado Central. “A mí me gusta que los clientes vea el género porque no es lo mismo contemplarlo a través de una pantalla”, concluye.

Revista Mercado Central. Junio 2022. Textos Alejandro Toquero.

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