Martín Miranda reconoce que no le gustaba estudiar y que la carnicería de sus padres, desde muy niño, siempre le pareció un buen trabajo. “Mis padres son un pilar fundamental en mi vida y les estoy muy agradecido por haberme dado la oportunidad de demostrar que valgo para el negocio”, asegura.
De los dos ha aprendido cosas, pero Martín tiene claro que su madre ha sido la que le ha enseñado las claves del trato con los clientes. “Tener una gran variedad de productos es importante –comenta– y, por supuesto, una buena relación calidad/precio, pero hoy en día una de las cosas que más valora la persona que tienes en frente es el trato que recibe, la amabilidad y la predisposición a la ayuda son fundamentales para ganar su confianza”.
Él ha aprendido desde cero todos los secretos del oficio: preparar hamburguesas, elaborados y embutidos en el obrador; deshuesar, partir, descanalar, limpiar, aprender el corte de los despieces… “Para ser un carnicero completo tienes que saber hacer de todo”, explica, aunque en estos momentos está más de cara al público.
Martín tiene claro que su futuro está en el Mercado Central y a los jóvenes que todavía no lo conocen les anima a acudir. “Tenemos muy buenos precios, un género estupendo y entre todos debemos contribuir a que esté más vivo”, explica. Él cree que hay que apostar por las nuevas tecnologías para que se produzca ese acercamiento. “Ahora mismo no tengo mucho tiempo, pero es algo que vamos a potenciar en el negocio”, concluye.
Carnicería Miranda. Puestos 30 y 8.
En Internet https://www.mizesta.com/supermercado/v/carniceria-miranda
Textos: Alejandro Toquero. Revista «Mercado Central», número 6.