El Mercado Central de Zaragoza está dando pasos sólidos tras su reforma y el complicado tiempo de pandemia que dificultó mucho su despegue. El premio recibido en la I Gala del Comercio Aragonés fue algo así como la piedra de toque para entender que el Mercado no se ha quedado anclado en el pasado y que ha sabido resolver con eficiencia los problemas del presente, como los provocados por la pandemia.
Lo importante a partir de esas sólidas bases es entender y anticiparse al hecho de cómo mirar al futuro. Hay algunos aspectos importantes sobre los que ya se viene trabajando desde hace meses, como el hecho de que los avances tecnológicos y la evolución de los hábitos del consumidor han venido transformando la actividad del mercado en su conjunto.
Desde esa perspectiva, se sigue apostando por la innovación y por la adaptación a los cambios, haciendo especial hincapié en dos aspectos fundamentales: la digitalización y la sostenibilidad. Sin embargo, hay otros intangibles que probablemente no se habían tenido tan en cuenta, y el turismo es uno de ellos.
Cierto es que la crisis sanitaria provocada por la pandemia no ayudó a centrar la mirada en este objetivo. Había otras prioridades. Sin embargo, está claro que tras la reforma, el Mercado Central es un escenario de primerísimo nivel, que puede y debe ser mostrado con más generosidad, no solo a las personas que nos visitan, sino en primer lugar a los propios zaragozanos. Este último detalle es muy importante, porque si los de casa no valoramos suficientemente su potencial, difícilmente conseguiremos que los que vienen de fuera lo hagan.
Para lograrlo, hay que tener claro el punto de partida: el Mercado Central de Zaragoza no es el mercado de San Miguel de Madrid diseñado para ejercer de reclamo turístico. Es un bonito escaparate gastronómico, pero su actividad es totalmente ajena al pulso diario de la ciudad.
El de Zaragoza, sin embargo, es un mercado de ciudad. Tan bonito en su continente como La Boquería o San Miguel, pero totalmente enraizado en los hábitos de compra de los zaragozanos.
El gerente de Zaragoza Turismo, Conrado Molina, lo expresa muy bien en una entrevista que se puede leer en este número de la revista. Esa doble condición de magnífico ejemplo de patrimonio monumental y de lugar de compra diaria hace que el turista tenga una experiencia real en el mercado. No es un producto hecho para los turistas, pero en él van a poder apreciar
muy bien el pulso de una ciudad viva. Y este es un valor añadido que no se puede desaprovechar.
Editorial de la edición de junio de 2022 de la revista Mercado Central de Zaragoza.
Textos: Alejandro Toquero