Entrevista a Esther López, presidenta de la asociación de detallistas.

“Las nuevas tecnologías son importantes pero sin olvidar la venta tradicional”

La nueva presidenta de la Asociación de Detallistas del Mercado Central, Esther Pérez, destaca la buena sintonía con el Ayuntamiento para seguir mejorando las instalaciones

Hace apenas dos meses que Esther Pérez fue elegida presidenta de la Asociación de Detallistas del Mercado Central. Sustituyó en el cargo a José Carlos Gan después de haber desempeñado durante mucho tiempo el puesto de vicepresidenta. Esther reconoce que es una tarea que “lleva trabajo y yo estoy sola en el puesto, pero cuento con un buen equipo y con el apoyo de la junta directiva; de esta forma todo es más fácil”.

¿Cuántos años lleva trabajando en el Mercado Central?

En total, 30 años. Vine de la mano de mi marido Valentín Cantalapiedra, cuando entonces no había carniceras. Hace cuatro años que Valentín se tuvo que coger la baja y he tomado yo las riendas del puesto. Aprendí desde cero. En mi familia no había tradición pero ahora nos dedicamos todos a lo mismo, mis hermanos y mis cuñados. 

¿En qué momento empezó su implicación con la asociación de detallistas?

Hace unos años, cuando se acababa la concesión, se creó la mesa de reforma y se planteó qué iba a pasar con el Mercado. De esto hace diez años. Mi marido siempre ha estado implicado en todos los movimientos que ha habido para garantizar la defensa y el futuro del mercado, y esa fue la chispa que me llevó a involucrarme en la labor de la asociación. Hubo un momento, con las concesiones a punto de terminar, en que la planta de abajo estaba totalmente reformada y la planta calle no. Fue una lucha con muchos desvelos para evitar la pérdida de puestos de trabajo de decenas de personas.  

¿Qué es lo que más destaca de esos difíciles años?

La negociación fue dura, un camino complicado. Afortunadamente hemos contado con el apoyo de todos los compañeros, que ha sido fundamental. Nuestra preocupación con la reforma era que el provisional estuviese pegado, y eso se consiguió para que la gente no perdiera el vínculo. Fue algo muy importante. Luego tuvimos la mala suerte de la pandemia al mes de la inauguración, pero incluso de esta etapa tan mala se han podido sacar cosas positivas.

¿Qué aspectos destaca como positivos de la pandemia?

Sobre todo, que los detallistas somos unos supervivientes natos. Sobrevivimos a las vacas locas, al auge de las grandes superficies y ahora al coronavirus. Una de las cosas más importantes es que hemos puesto en marcha la venta a domicilio y se ha implantado plenamente Mi Zesta, un proyecto que fue un empeño de la consejera de Mercados, Carmen Herrarte. Tenía que haber tardado más en ver la luz, pero entre todos lo conseguimos en un tiempo récord.  

¿Siente que el Ayuntamiento de Zaragoza está al lado de los detallistas?

El Mercado siempre ha tenido el apoyo del Ayuntamiento, así lo hemos sentido. Es un icono para la ciudad. Nosotros no trabajamos para un barrio, somos un motor del Casco Histórico y así se nos tiene que valorar.

¿Se nota que está volviendo la alegría anterior a la pandemia al Mercado Central?

Se está recuperando. Los ciudadanos siempre han respondido y los detallistas nos desvivimos por tener el mejor producto y tratarlo de la mejor forma posible en el mostrador. Estamos notando que ha regresado gente mayor que llevaba tiempo sin venir y eso es muy gratificante.

¿Y los jóvenes? ¿Son todavía una asignatura pendiente?

La clientela ha rejuvenecido mucho. Cuando empezamos la reforma, el público se había hecho mayor. Ya en el provisional se notó un cambio, pero ahora viene mucha más gente joven. Hay un relevo generacional y tiene que insistirse en ello.

¿Es importante que la hostelería también haya regresado?

Efectivamente. Para nosotros era una preocupación que estuviera cerrada la hostelería. Todos tenemos que ir de la mano. Es indudable que estamos en el mismo barco. Todos somos necesarios.

¿Qué aspectos considera que hay que trabajar para mejorar el Mercado Central?

La climatización, por ejemplo, cuya mejora ya está en marcha. Está claro que cuando cualquiera hace una reforma en su casa siempre hay, por decirlo así, goteras o cosas por terminar. En el Mercado Central está pasando lo mismo. Por la magnitud de la obra, claro que se pueden mejorar cosas, pero se está trabajando en ello. La climatización está en marcha y los montacargas también. La sintonía con el Ayuntamiento es buena a la hora de valorar las necesidades que hay.

¿Qué valoración hace del premio de la I Gala del Comercio del Gobierno de Aragón?

Es un premio muy motivador. Lo recibimos con mucha ilusión porque no deja de ser un reconocimiento a la labor que hemos hecho desde que se inauguró con la pandemia y día a día. Ha sido una gran satisfacción. Es un premio de todos, somos un equipo.

¿Está garantizado el relevo generacional en el Mercado Central?

Cada día hay más gente joven en los puestos que está empujando fuerte y tiene visión de futuro. Ahora, por ejemplo, empezamos a trabajar con Glovo. Nos estamos adaptando a todo. Las nuevas generaciones están tomando el relevo con las redes sociales y la compra online. Todo aporta, pero, en cualquier caso, no hay que perder el norte de que nosotros nos dedicamos a la venta tradicional. Esta venta es sagrada y tiene que convivir con las nuevas tecnologías. Nosotros somos detallistas, servimos al detalle a la gente.

¿Cómo le gustaría ver el Mercado Central dentro de unos años?

Mi deseo es llevarlo lo más alto posible. Trabajar para seguir haciendo las cosas bien adaptándonos a las nuevas tecnologías. Somos 78 detallistas y cada uno su visión, pero estamos muy unidos. Hay un gran compañerismo, muy buena relación entre todos, lo que permite que las cosas salgan bien. Insisto, somos una gran familia.

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