Mercedes González, pasión por el mercado

Entre los profesionales hay varias sagas familiares, con algunos de cuyos miembros ya hemos tenido la ocasión de hablar. Merecedes González es la madre de varios detallistas del gremio de carnicería que continúan la estela marcada por ella que todavía sigue presente, a pesar de haberse retirado de la primera línea del mostrador.

A mediados de la década de los sesenta del siglo pasado y con tan solo diecisiete años se incorporó al puesto de su hermano que vendía carne argentina congelada. En este punto hacemos un pequeño paréntesis para destacar la importancia que tuvo el aporte de carne procedente el país austral para ayudar a un país que le costaba superar una larga postguerra, llena de penurias y padecimientos. Volviendo al tema que nos ocupa, las vivencias de Mercedes en el mercado, destacamos el esfuerzo que le supuso trasladarse cada día desde Alagón para colaborar en el puesto de su hermano, aunque ella no lo recuerda como tal, ya que el brillo de sus ojos al contárnoslo no muestra ningún signo de que aquellos desplazamientos diarios le representaran un inconveniente. Al fin y al cabo, aprendió una profesión que ha venido desarrollando hasta hace muy pocos años.

Nos interesa preguntarle por los temas de conversación en aquella época final del régimen franquista. Las amas de casa, que eran las que mayoritariamente eran las que acudían al mercado, solían comentar los éxitos musicales que sonaban por aquel entonces. Triunfaban las canciones románticas italianas, con cantantes como Salvatore Adamo, la canción francesa con Édith Piaf y por supuesto cantantes españoles como Karina y las flechas del amor.

 

También había confesiones más comprometedoras, como la de aquellas personas que relataban la última película prohibida por la censura española que habían ido a ver a Perpignan o a Biarriz. Entre los títulos de que se proyectaban en dichas ciudades francesas destaca «El último tango en París».

Con veintidós años contrajo matrimonio y abrió con su esposo un puesto de carnicería en el mercado ubicado en la calle Cantín y Gamboa, mercado que permanece cerrado en la actualidad. Allí trabajó durante más de veinte años hasta que consiguió una concesión en el mercado Central tras la reforma de 1986.  Mercedes reconoce que su incorporación al mercado Central en compañía de su hija mayor Isabel le abrió nuevas perspectivas profesionales, puesto que al central acudía mucha más clientela que al hoy extinto mercado de la calle Cantín y Gamboa.  En realidad, su incorporación al mercado representó un gran avance que le ha permitido mantener su puesto hasta el momento actual.

Desde su incorporación Mercedes y sus compañeros y compañeras del mercado han ejercido su actividad en épocas de bonanza económica y de crisis. En relación con estas últimas, destaca la difícil situación de principios de los años noventa, entre 1992 y 1994 y la iniciada en 2008, cuyos coletazos se sienten todavía hoy.  La conclusión es sencilla, el mercado ha superado todas ellas y la prueba es que sigue activo y goza de la confianza de los clientes, a pesar del gran incremento en la oferta comercial en el sector de la alimentación.

«Nunca he tenido miedo, siempre he confiando en el mercado y en sus profesionales».

Nos comenta: «nunca he tenido miedo, siempre he confiado en el mercado y en sus profesionales». Esta frase nos alienta a enfrentarnos a los nuevos retos y a la importante transformación que se avecina.

Mercedes sigue siendo la «jefa» de sus hijas Isabel y Mercedes, además de Carlos, un estrecho y apreciado colaborador.  También le sirve inspiración a su hijo Antonio. Prueba de ello es el cariño que de demuestran sus hijas cuando les pedimos que posen para nosotros con el fin de ilustrar esta entrevista.

La conclusión final es que tenemos que tomar ejemplo del optimismo y la confianza en las posibilidades del mercado que nos transmite Mercedes, para que nos sirva de acicate de cara al gran reto que tenemos por delante. No obstante, el gran reto comenzará tras la reinauguración puesto que deberemos ganarnos día a día la confianza de los clientes del siglo XXI, que nos piden nuevos servicios. El esfuerzo y dedicación de personas como Mercedes nos ha traído hasta aquí y con su aliento y ejemplo podremos continuar muchos años más.

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