El relevo ya está listo para
no perder el trato presencial
y encauzar el mercado digital
Tal y como se reflejó en el número anterior y se insiste en este, los jóvenes representan el futuro del Mercado Central. En el número 6 de la revista, el protagonismo recaía en detallistas que acababan de estrenar su trayectoria en el Central, aunque algunos llevan unos cuantos años de recorrido.
Sin embargo, en este número tienen la palabra profesionales que están a punto de tomar el relevo, fundamentalmente de sus padres, y que en algunos casos llevan a sus espaldas casi 20 años de trabajo. Unos y otros representan el relevo generacional que se tiene que ir dando poco a poco para que este gran mercado de abastos crezca en ambición y objetivos y logre atraer a más consumidores.
Las nuevas generaciones tienen la llave para que el Mercado Central de Zaragoza cumpla muchos años más. Y, además, lo están haciendo de la mejor manera posible: sin descuidar el trato presencial, que es y seguirá siendo la seña de identidad que más y mejor identifica este escenario, y la presencia digital y la utilización de las redes sociales para enganchar a un consumidor que valora por encima de todo la comodidad y el servicio, pero que también quiere que el listón de la calidad de los productos esté muy alto.
Todo eso es lo que ofrecen los jóvenes entrevistados en este número. Pero, sobre todo, lo que transmiten son ganas e ilusión por seguir desarrollando el trabajo que pusieron en marcha varias generaciones antes que la suya.
En definitiva, tiene ante sí el reto de entender que la modernidad ha llegado al hábito de compra asociada a la digitalización. Pero –y esto es muy importante–, conviene que asuman que deben hacerlo sin perder la tradición y manteniendo los mismos precios y el mismo trato que al hacer la compra presencial.
La pandemia, por fin, parece que nos ha dado un respiro y es hora de entender que hay que volver a vivir como lo hacíamos antes de que apareciese. Con las precauciones necesarias y siguiendo las normas que marquen las autoridades, pero entendiendo que espacios como el Mercado Central deben volver a ser ese lugar de encuentro en el que la calidad de los productos y la atención en el servicio marquen la diferencia.
Los jóvenes que vienen pisando con fuerza para tomar el relevo lo tienen claro. Para ellos ha quedado un Mercado al que le tienen que sacar todo el partido con la misma ilusión que pusieron sus padres y sus abuelos.
Lo más difícil ya está hecho y lo más complicado de la pandemia ha pasado. En su mano está empezar a marcar el ritmo de los dos grandes impulsos que laten en el corazón del Mercado Central: no perder las grandes ventajas del trato presencial, y encauzar y potenciar el nuevo mercado digital que ya es una feliz y consolidada realidad.
Textos: Alejandro Toquero