Marisa

Marisa nos recibe con una amplia sonrisa y con una mirada fresca, franca y sincera que nos anuncia una grata conversación. Marisa es maña y eso se nota a simple vista, en correspondencia con el tópico de persona cercana y noble. Además ejerce de “aragonesa” al dedicar parte de su tiempo libre a la jota cantada, por la que muestra una gran pasión. Regenta junto con Juan Miranda, su marido, dos carnicerías en el Mercado Central desde hace diecisiete años. Juan pertenece a una saga familiar de carniceros en la que Marisa se ha integrado completamente.

“Para ir al puesto, me maquillo como si fuera de fiesta”

Es consciente de la importancia de la imagen en un trabajo de cara al público. No le importa levantarse temprano para acicalarse y maquillarse, casi como si se fuera de fiesta. Podría pensarse que es “coqueta”, aunque después de unos minutos de conversación, la conclusión a la que llegamos es que Marisa quiere dar lo mejor de sí misma a sus clientes, lo cual le honra, puesto que demuestra una actitud positiva y un gusto por el trato con las personas. Exige pulcritud y buena imagen a sus colaboradores, esmerándose también en la imagen visual de sus puestos, dotándoles de luminosidad y prestando especial atención a su limpieza y mantenimiento.

“Nos debemos a nuestros clientes, en los que tenemos que pensar en todo momento”

Su relación con los clientes es muy estrecha,  como corresponde a este formato comercial que se distingue y caracteriza por la cercanía y confianza. Al fin y al cabo, los clientes son los que hacen posible la continuidad del mercado y los que deben centrar toda la atención de los detallistas. La relación es tan cercana, que muchos le preguntan sin rubor por sus hijos, por sus aficiones o cómo hace para parecer tan escoscada. Marisa les corresponde con agrado, teniendo siempre presente que lo importante es que queden satisfechos con su compra y que sobre todo, vuelvan al mercado. Les aconseja y les recomienda los productos que se adaptan mejor a sus necesidades.  Cuenta, como algunos maridos al acudir a comprar, le han llegado a pedir que llame a sus esposas para preguntarles tal o tal cosa, confiando que su intermediación les evitará reproches una vez regresen a sus domicilios con la compra.

Ya hemos indicado anteriormente que Marisa cuenta con colaboradores que le permiten prestar el servicio a sus clientes. No se define como una “jefa”, sino como una persona que les coordina y les apoya en aquellas peticiones o sugerencias que le puedan formular, bien para mejorar el servicio a los clientes o bien para atender sus propias necesidades personales. Le interesa que estén contentos y satisfechos con su trabajo, puesto que esto redundará en un clima profesional en el que todos, incluidos los clientes, salen beneficiados.

No queremos pasar por alto las anécdotas. A principios de 2016 acudió al mercado un equipo de la televisión japonesa al que les llamó la atención al pasar al lado de su puesto una simple carantoña que se hicieron ella y su esposo. Los japoneses, tan detallistas ellos, quisieron detenerse y entrevistarles, pidiéndoles al final que se dieran un beso. Al cabo de un tiempo, Marisa se fijó en una japonesa se quedaba fija en su puesto sonriéndole. Al preguntarle por su origen, ésta le confesó en un incipiente español que les había visto en la televisión japonesa y que quedó prendada de su simpatía. Por ello, al visitar Zaragoza, quiso acudir al mercado para conocerle personalmente. Son detalles curiosos que nos sorprenden, pero que dan buena cuenta del impacto que pueden provocar en otras personas nuestra imagen.

Además de excelente profesional Marisa presume de hacer el bien a todo el mundo que puede, que reconoce que es la inmensa mayoría de las personas. Se siente satisfecha con todo lo que ha logrado gracias a su esfuerzo y reconoce que disfruta incluso más dando que recibiendo. Una muestra de ello, es su colaboración habitual con una entidad benéfica a la que aporta alimentos.

Llega el momento de hablar de sus productos. Lo primero que nos menciona es su “longaniza etiqueta negra”, elaborada de manera artesanal con un toque personal que la hace única. A la longaniza le acompañan otras especialidades como la costilla de cerdo a la jardinera, la hamburguesa a las finas hierbas o la panceta adobada. De las carnes frescas, además del cordero procedente de explotaciones ganaderas de la máxima confianza nos insiste en destacar el entrecot y el solomillo de buey de Vitoria o la ternera de Albelda (Huesca).

Como ya es costumbre cerramos siempre la entrevista preguntando al entrevistado o entrevistada cómo se imagina en el nuevo mercado. Marisa se ve junto a su pareja, por la que manifiesta además de profundo amor una gran admiración. Aparte de eso, que para ella es muy importante, se imagina en un mercado remozado y cómodo para los trabajadores y trabajadoras y sobre todo para los clientes, con todos los servicios que demandan los tiempos actuales.

Nos despedimos agradeciéndole la atención y animándole a que continúe derrochando positividad y energía, de la que queremos contagiarnos, sobre todo cuando nos haga falta.

 

 

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